Fedro: diálogo platónico sobre el alma y el amor

El diálogo de Fedro, escrito por el filósofo griego Platón, es una obra que aborda temas como el alma humana, el amor y la búsqueda de la verdad. A través de la alegoría del carro alado, Platón nos presenta su visión acerca de la naturaleza conflictiva del ser humano y su afán por el conocimiento.

Índice
  1. La alegoría del carro alado
    1. Los caballos y el auriga
  2. El alma y su capacidad de elevación
  3. Paralelismos en otras tradiciones

La alegoría del carro alado

En el diálogo, Platón utiliza al personaje de Sócrates para discutir sobre el amor como una locura divina. La alegoría del carro alado es utilizada como una metáfora para explicar la constitución del alma humana.

En la alegoría, un auriga conduce un carro tirado por dos caballos alados. Uno de los caballos es bueno, virtuoso y de casta noble, mientras que el otro es inmoral y opuesto al primero tanto en raza como en carácter. El buen caballo permanece por encima de las nubes, mientras que el malo permanece en la tierra. La conducción del carro es difícil y problemática.

Platón describe al alma como un carro de caballos alados, donde el auriga representa la parte racional del alma, los caballos representan los deseos y las pasiones, y el vuelo del alma simboliza la búsqueda de la verdad y la iluminación.

Los caballos y el auriga

En la alegoría, los dos caballos y el auriga representan diferentes aspectos del alma humana:

  • Epithimetikón: el apetito, representado por el caballo malo.
  • Thimoeides: el coraje, representado por el caballo bueno.
  • Logistikón: el intelecto, la razón y la pertenencia al logos, representado por el auriga.

Estas tres partes del alma son la apetitiva, la irascible y la racional. El auriga, como parte racional del alma, debe guiar a los caballos hacia la verdad y el bien.

El alma y su capacidad de elevación

Según Platón, el alma tiene la capacidad de elevarse hacia lo divino. Las virtudes, como la justicia, hacen que las alas del alma crezcan, mientras que lo opuesto provoca la pérdida de las alas y la caída en el mal.

Platón asigna a cada alma una virtud : la templanza para el alma apetitiva, el valor para el alma irascible, y la sabiduría o prudencia para el alma inteligible.

El alma humana está guiada por dos caballos en conflicto, lo que dificulta su tutorial por el camino del bien. Sin embargo, si el auriga logra controlar y dirigir correctamente a los caballos, el alma puede volver al entorno de las ideas y alcanzar la verdadera sabiduría.

Paralelismos en otras tradiciones

Es interesante notar que esta alegoría del carro alado también se encuentra en otras tradiciones filosóficas y religiosas. En la filosofía india, por ejemplo, se encuentra una alegoría similar en el texto hindú Kaṭha-upaniṣad, donde se utiliza la metáfora del carro para explicar la naturaleza del ser humano.

El diálogo de Fedro de Platón nos presenta la alegoría del carro alado como una metáfora para comprender la constitución conflictiva del alma humana y su búsqueda de la verdad. A través de esta alegoría, Platón nos invita a reflexionar sobre la importancia de guiar nuestras pasiones y deseos hacia el bien y la sabiduría.

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